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La Indurain 2018… calambres!!!!

Buenas tardes!

Ayer sábado 21 de Julio, se celebró en Villava (Navarra) la edición nº 27 de La Indurain, marcha cicloturista en homenaje al grandísimo Miguel Indurain. Y como decía Miguel: ahí hemos estado.

Empezamos a las 8:30 de la mañana, ya que hicimos el recorrido corto, el mismo del año pasado. 100 km y 1500 mts de desnivel positivo acumulado. Es una ruta sencilla, muy bonita y que con buena compañía, se hace fácil.

Los primeros km hasta Aoiz fuimos bastante rápido (a mi modo de ver), muy agusto. Una vez pasada dicha localidad, venían los tres primeros repechos, en los cuales, adelantamos a bastante gente. Se veía que la gente iba guardando, mucha gente desde Aoiz en plato pequeño piñón grande.

En este tramo fue tirando mi amigo Javi, y ponerte a su rueda es una maravilla, porque es como un armario ropero de 3 puertas. Amenazaba lluvia y chispeaba un poco, pero sin llegar a llover, iba escupiendo de tal manera que te mojabas.

Llegando al primer avituallamiento, una vez pasado Oroz Betelu, empecé a notar una sensación rara en el muslo derecho, como que se me quería subir la bola. Nunca me había pasado, pero no le di importancia. Sin más ni más, empecé con unos calambres muy fuertes, que me hicieron bajarme de la bicicleta a estirar. Estuve un rato pasándolas canutas, ya que no había forma de seguir. Monté en mi bici y llegamos a Olaldea, donde estaba el primer avituallamiento. 

Comí un plátano, un sandwich de jamón york y queso y rellenar los bidones. Parecía que ya no molestaba, pero iba con la mosca detrás de la oreja. Seguimos la marcha, ahora tocaba prácticamente todo para arriba, hasta pasar Garralda. Muy suave, con coronas grandes para evitar forzar, pero las malas sensaciones seguían.

Una vez superado el puerto de Garralda, tocaba ir bajando a coger la carretera que une Pamplona con Roncesvalles, para encarar la vuelta hacia Pamplona. Sin llegar a Burguete, volvían los pinchazos, menudos calambres. Y llegando a Mezquiriz, en la última curva a izquierdas, tuvimos que volver a parar, incluso me tuvo que ayudar Javi a bajarme de la bici. Menudo dolor, no había forma de que aquello se pasara. Aquí hacía más que chispear y no hacía mucha calor. En este punto pasaron por allí la grupeta en la que iban entre ell@s, Abel Rodriguez, Enara Herrán y Mikel Conde, que amablemente preguntaron a ver que ocurría (se agradece chicos).

Aquí mi amigo Javi llamó a su mujer para que vendría en mi busqueda, ya que no había forma de seguir. Pero poco a poco, fuimos bajando hasta llegar a Erro, donde tenía miedo de empezar el puerto por volver a tener calambres. Pero no, subimos bastante bien incluso adelantando a otros ciclistas. Arriba en el segundo avituallamiento ni paramos, la idea era coger el «taxi» lo antes posible, que estaba en Zubiri.

Y en Zubiri terminó esta cicloturista, una pena no poder acabar en meta, pero son cosas que pasan. Jamás había tenido calambres, no se a que se debería pero… fatal, joder que rato más malo. Incluso bajando en coche se me subían las bolas, que dolor.

Ahora mismo han pasado 24 horas desde que terminamos y sigo con molestias, a ver como va la semana. Vuelvo a dar las gracias a Abel Rodriguez y Mikel Conde, por pararse nuevamente en Zubiri a ver como estaba. Y como no, a Javi y a la pedazo de taxista Lety, que si no es por ella, aún estamos en el Gautxori 🙂

Feliz semana!!!

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